El
arte como expresión de la cultura: tradición y vanguardia.
Expresiones
no convencionales del arte
Instrucciones: Después de leer el texto, elabora 5 oraciones significativas y compartelas en este espacio, no olvides poner tu nombre completo y sección.
El arte ha
estado presente siempre que el hombre ha querido manifestar a los otros sus
necesidades, sus sentimientos, sus creencias, sus convicciones. Es así como
aparecen, desde la prehistoria hasta hoy, pintura, escultura, arquitectura,
música, danza, reflexiones, dando cuenta de los distintos momentos culturales
atravesados por el ser humano y de las diversas valoraciones que él ha hecho de
sí mismo y de Dios.
Las
vanguardias del siglo XX no escapan a esta constante y se detecta en ellas “un
concepto del hombre que no concuerda con la tradición humanística del arte
europeo (especialmente el mediterráneo) de los siglos anteriores”1, proponiendo
la provocación como el leitmotivde su producción y alejándose del
problema de la belleza considerada desde una concepción clásica.
“LAS
VANGUARDIAS DEL SIGLO XX: LA BELLEZA DE LA PROVOCACIÓN”
El hombre
en todas sus dimensiones; material, psicológica, espiritual, es el protagonista
del arte: protagonista como hacedor, como creador, y protagonista como
destinatario. La libertad y el entendimiento, caracteres que diferencian al
hombre de los demás seres vivientes y lo categorizan como persona, son los que
lo orientan en su búsqueda de satisfacción de las necesidades espirituales y
generan los bienes propios de la ciencia, el arte y la religión.
El proceso
histórico de la cultura humana implica un movimiento que parte de la naturaleza
y se aleja progresivamente de ella hacia formas cada vez más elaboradas,
complejas, abstractas de cultura. El acto de cultura y la obra cultural reposan
en la libertad en que el hombre observa, concibe y juzga, emplaza sus objetivos
y selecciona los instrumentos para su realización.
A partir
de las vanguardias el arte ya no se propone esbozar el problema de la belleza
en la que debían estar presentes las cuatro notas que la caracterizaban: orden,
proporción, integridad y nitidez. El arte se plantea el objetivo de enseñar
a
interpretar el mundo con una mirada distinta, a disfrutar del retorno a modelos
arcaicos o exóticos: el mundo del sueño o de las fantasías de los enfermos
mentales, las visiones inducidas por las drogas, el redescubrimiento de la
materia, la nueva propuesta alterada de objetos de uso en contextos
improbables, las pulsiones del inconsciente…”.
Asimismo
existen muchas expresiones del arte contemporáneo (happenings, instalaciones,
espectáculos luminosos y/o sonoros en los que participa el público) en las que,
bajo el signo del arte, se desarrollan ceremonias de propuesta ritual cuyo
objetivo es generar una experiencia de carácter casi religioso (una
religiosidad primitiva y carnal).
Tanto
estas expresiones como las reacciones del público ante las mismas no hacen más
que poner en evidencia las contradicciones que caracterizan al siglo XX que,
entre otras cosas, proponen a través de los medios de comunicación de masas
diversos modelos de belleza: transitorios la mayoría de las veces, en
oportunidades regresivos, a veces fantásticos, futuristas, ambiguos…
CULTURA Y ARTE POPULAR
Ni la
cultura popular, ni su alternativa para cuya designación he tomado el término
elitista, forman compartimentos estancos aislados el uno del otro; al
contrario, en la vida real se interrelacionan influyéndose mutuamente. Si en el
pasado la cultura elitista, dentro del mundo académico, pretendió explicar de
alguna manera la realidad ignorando a lo popular, se cometería un error similar
si es que se intenta avanzar en la comprensión del ser humano como ente
colectivo prescindiendo de esta dualidad fuerte y estrechamente relacionada.
El Término
Cultura
Si
a los integrantes de un grupo de personas comunes y corrientes les preguntamos
qué entienden por cultura, las respuestas serán múltiples y diversas. Alguien
dirá que consiste en ceder el asiento en un ómnibus a las damas, haciendo
referencia a normas de cortesía aceptadas en el medio. Otro dirá que consiste
en hablar cuatro o cinco idiomas y así identificará este término con amplia
información y manejo de las lenguas, como puertas que nos permiten entrar con
facilidad en otros grupos humanos. No faltará quien identifique cultura con
amplios conocimientos en múltiples áreas del saber humano (Historia, Geografía,
Física, Química, Botánica, etc.) aunque estos conocimientos sean superficiales.
Para otros consistirá en las realizaciones sobresalientes en un pueblo que
sirven como ejemplo para el futuro, citando el caso de la Grecia Clásica tan
rica en Filosofía, Literatura, Arquitectura y Escultura.
Etimológicamente
proviene del latín "colere" que significa cultivar en sentido
agrícola.
Tiene
importancia en este caso la diferencia entre terrenos cultivados y no
cultivados.
Está de
por medio un proceso en el que interviene el hombre para transformar aquello
que se da de manera natural y lograr un mejoramiento cuantitativo cualitativo.
En el
siglo pasado, cuando se afianza la palabra cultura en el sentido que
comentamos, se habla reiteradamente de pueblos cultos y pueblos incultos siendo
estos últimos aquellos a los que llegaban los europeos y tenían formas de
comportamiento e ideas a cerca de la realidad, muy diferentes y estaban
ubicados en África, Asia, Oceanía y algunos sectores de América Latina.
Es
importante tomar en cuenta que esta división se encuentra vinculada a la
aparición, desarrollo y difusión del lenguaje escrito que lo manejaban pocas
personas, teniendo acceso a fuentes de información, variadas y diferentes y
pudiendo superar las limitaciones de transmisión de ideas y creencias de las
culturas orales. Un claro ejemplo es la Edad Media, época en la que la
denominada cultura se concentró en los monasterios, pues para ser sacerdote era
indispensable saber leer y escribir, no así para el desempeño de otro tipo de
funciones.
En
síntesis, la idea más difundida del complejo y polisémico término cultura hace
referencia a aquellos conocimientos, ideas, gustos y modos de actuar que poseen
algunas minorías que han tenido la posibilidad de educarse de acuerdo con
pautas admitidas como superiores, diferentes a las del común de los mortales,
sea en el mundo, sea dentro de una colectividad humana menor. En este sentido,
cultura es sinónimo de sectores minoritarios especialmente cultivados, siendo
su carencia, la incultura, propia de las grandes mayorías.
Al
relacionarse con el mundo exterior puede, por lo menos parcialmente, tomar la
iniciativa y modificarlo de acuerdo con sus ideas, creencias y valores. Igual
ocurre en sus relaciones con otros hombres. Pero es capaz además de
conceptualizar lo perceptible y lo no perceptible y, haciendo un paréntesis en
sus relaciones hacia fuera, conformar sistemas de ideas con algún espacio de
independencia. La posibilidad de modificar aquello que capta a través de los
sentidos lo torna creativo. Esta creatividad le permite conformar estrategias
para enfrentarse de manera diferente a la realidad exterior, organizar sistemas
de relaciones con las demás personas e interpretar fenómenos, atribuyéndolos a
la intervención de seres y fuerzas extra naturales.
Trascendental
en el comportamiento humano es la capacidad de crear símbolos y valerse de
ellos para comprender mejor la realidad y comunicarse más ágilmente con los
demás, compartiendo así experiencias y enriquecerlas con las que vivieron otras
personas. Entre los símbolos, juegan un papel de enrome importancia las
palabras organizadas y sistematizadas en códigos, aceptados consensualmente por
un grupo que son los idiomas.
La cultura
es una creación del ser humano organizado colectivamente, no se hereda mediante
mecanismos genéticos, es en este sentido independiente de su estructura
biológica, pero condicionada y limitada por ella. Los instintos están
canalizados por pautas e ideas culturales. Sin instinto sexual la supervivencia
de la especie humana no sería posible,
pero la manera de canalizar la conducta proveniente de este instinto, está
regulada por cada cultura al igual que las responsabilidades que su ejercicio,
acorde con o al margen de las normas correspondientes, implica.
“El hombre
crea cultura, pero a la vez depende de ella”.
La cultura
no es estática, cambia en el tiempo a un ritmo mucho más rápido que la biología
que se manifiesta en la evolución de la especies. Si el ser humano es capaz de
crear culturas, lo es también de modificarlas.
Si
entendemos a una cultura como un conjunto organizado e integrado de rasgos
materiales y no materiales, las transformaciones que se dan a lo largo del
tiempo hacen que algunos rasgos dejen de formar parte de la cultura y otros se
integren. En el siglo
XIX muchos
asentamientos urbanos contaban con facilidades en las casas para atar caballos
que eran muy importantes para la movilización y transporte. Hoy han
desaparecido -si quedan algunos son curiosidades o reliquias históricas- puesto
que los vehículos con motor de explosión se han impuesto como medios de
transporte. Las estaciones de gasolina de las ciudades modernas no existían en
el pasado; hoy son indispensables para los vehículos a motor que funcionan con derivados
del petróleo. Una cultura está conformada por rasgos materiales y no materiales
que son necesarios en un tiempo determinado y no por aquellos que han sido
superados y desplazados por que han dejado de satisfacer necesidades.
Todo lo que una comunidad ha creado:La cultura no nace con el
hombre, es una creación de él, no en términos individuales sino mediante la
acción colectiva de una comunidad. Es posible que personas independientemente
puedan, en un momento dado, producir un cambio importante, pero ese cambio será
parte de la cultura si es que es aceptado por la comunidad.
Y lo que ha llegado a ser gracias a esa
creación: La humanidad no es igual en todas
partes, al margen de las variaciones raciales que son secundarias, las
comunidades son diferentes debido al factor cultural. En este sentido, si bien
es correcto hablar de cultura en términos generales y propios del hombre, es
quizás más adecuado hablar de culturas en el sentido de que las múltiples
colectividades se diferencian entre sí por este complicado elemento. Los grupos
humanos deben dar respuestas apropiadas a los diferentes entornos físicos. Lo
que han hecho a lo largo de los siglos los esquimales para subsistir en el Polo
Norte y sus cercanías, es sorprendente y admirable, pero casi nada útil para
las etnias de la Amazonía que deben hacer frente a entornos muy distintos. Sin
aceptar un determinismo geográfico, es innegable un cierto grado de
condicionamiento de las características de la naturaleza al nacimiento y
desarrollo de cada cultura. Pero no es éste el único fenómeno que incide en la
diversidad cultural; en ecosistemas iguales o similares se han desarrollado
culturas diferentes, existiendo además, ciertos rasgos o complejos menos
dependientes de la naturaleza, como el idioma. En la propia Amazonía podemos
encontrar una enorme variedad de lenguas correspondientes a etnias distintas.
Algo parecido ocurre con la organización familiar, la magia, la religión, etc.
El hombre
nace con una serie de características biológicas definidas, las mismas que no
forman parte de la cultura aunque sirven de base para desarrollar rasgos y
complejos culturales. El ser humano no nace hablando ningún idioma, pero sí con
características cerebrales y orgánicas que le permiten aprender idiomas creados
en el pasado o crear nuevos.
En el
proceso de cambio en el tiempo que experimenta toda cultura, se dan dos
corrientes contradictorias: la homogenizadora y la identificatoria. Pueden,
ciertamente, darse cambios endógenos -es decir desde dentro- pero la mayor parte
son exógenos, provenientes de la interrelación casi inevitable entre culturas
diferentes y la consiguiente incorporación de rasgos ajenos e inicialmente
extraños. La aculturación, en mayor o menor grado, es un fenómeno universal.
Desde esta
perspectiva no faltan quienes creen en nuestros días, debido sobre todo a los
gigantescos avances que se han dado en la comunicación, que la tendencia actual
se proyecta hacia una globalización integral de la cultura en el mundo
anunciándose, mas bien a corto que a mediano y largo plazo, la vigencia de una
gran cultura universal: La aldea global.