lunes, 29 de abril de 2013

Creatividad. Artes segundo semestre.


Por creatividad se entiende a la facultad que alguien tiene para crear y a la capacidad creativa de un individuo. Consiste en encontrar procedimientos o elementos para desarrollar labores de manera distinta a la tradicional, con la intención de satisfacer un determinado propósito. La creatividad permite cumplir deseos personales o grupales de forma más veloz, sencilla, eficiente o económica.
Partiendo de dichas acepciones podríamos establecer como ejemplo las siguientes frases: “Miguel de Cervantes fue alabado por su gran creatividad gracias a la cual nació una de las obras cumbres de la Literatura Española, Don Quijote” o “José era un inventor que, sin duda alguna, debía parte de su éxito a su creatividad ya que era capaz de crear los aparatos más singulares y llamativos”.
CreatividadGenerar ideas e impulsar propuestas novedosas también se conoce como capacidad de inventivapensamiento originalpensamiento divergente o imaginación constructiva. Se trata de conceptos y nociones que describen a la predisposición para inventar algo (es decir, aprovechar y hacer uso del ingenio), la habilidad para hallar caminos originales y la voluntad de transformar el entorno.
Desde diversas ramas y disciplinas, la ciencia se encarga de poner a la creatividad en foco, en busca de soluciones, respuestas y términos lógicos precisos. La inventiva puede considerarse desde una perspectiva técnica como un proceso, como una característica de la personalidad o como un producto.
Para la psicología, el pensamiento divergente es una actividad amparada en la imaginación, que consiste en realizar una acción nueva o un mismo plan pero de manera diferente. Muchos especialistas han analizado la relación entre la creatividad y la inteligencia.
Para la sociología, en cambio, la imaginación constructiva surge a partir de la intervención de tres variables: el campo (los grupos sociales), el dominio (el área o la disciplina) y el individuo. Esto quiere decir que un individuo concreta cambios en el marco de un dominio que son analizadas desde un grupo social.
A escala más general, puede afirmarse que un sujeto creativo goza de confianza en sí mismofineza de percepcióncapacidad intuitivaimaginaciónentusiasmo y curiosidad intelectual.
En el ámbito artístico es frecuente que se mida la creatividad del autor de una obra en cuestión comparándolo así con otros contemporáneos. Entre las distintas medidas que existen para puntuar el grado de facilidad de creación y de innovación que tiene un artista en cuestión se utilizan parámetros tales como la fluidez, la originalidad, la sensibilidad, la abstracción, la síntesis o la flexibilidad.
Siguiendo en este campo podemos determinar que a lo largo de la historia muchos han sido los pintores, escultores o escritores que han sido admirados por sus grandes dosis de creatividad. Este sería el caso, por ejemplo, de artistas de la talla del pintor holandés Van Gogh.


Lee todo en: Definición de creatividad - Qué es, Significado y Concepto http://definicion.de/creatividad/#ixzz2Ruy27YAr


Después de ver este material y de haber desarrollado en la sesiones tu creatividad con todos los productos realizados,  papiroflexia, cuento, marionetas, exposiciones de música, danza, etc. comparte en este espacio tu conclusión personal sobre el tema y como te sientes en ahora que has experimentado estos procesos. 

jueves, 18 de abril de 2013

Belleza y fealdad. Desarrollo artístico 4 semestre.


Probablemente la definición más común de belleza sea la que indica que «es lo que proporciona gozo a los sentidos». Sin embargo, esta declaración, en apariencia tan nítida y neutral, puede de inmediato someterse a toda clase de cuestionamientos, porque, inevitablemente, nos remite a cuán diferentes pueden ser los estímulos que le producen placer sensitivo a un individuo respecto de otro.

¿QUÉ ES LO BELLO?

Platón asociaba la belleza con la bondad, la luz y el resplandor de la verdad; Aristóteles, con la grandeza, el orden, la simetría y la delimitación; San Agustín, con la unidad en la muchedumbre y la variedad; los neoplatónicos, con la inteligencia y el bien. En los tratados clásicos de estética, por su parte, se habla de tres elementos esenciales de toda obra bella: integridad, orden y resplandor.
Además, en numerosos ensayos se pondera que la belleza depende de la síntesis de la forma y el contenido —o la función, en términos de diseño arquitectónico o industrial—. Finalmente, todos conocemos la tesis del «arte por el arte», en la que se desdeña la importancia del contenido o de los aspectos utilitarios respecto del resultado formal.
Pero, al margen de las consideraciones metafísicas y de la evidente diversidad en las finalidades y medios de expresión de las distintas manifestaciones del arte, conjeturar sobre la belleza nos conduce a conclusiones relativistas o descripciones metaforizadas, en las que el ingrediente subjetivo o la dificultad de definirla no pueden soslayarse.
Así, Goethe decía que «nuestro entendimiento de una obra de arte, lo mismo que el de una obra de la naturaleza, es siempre inconmensurable. La contemplamos, la sentimos; es eficaz, pero elude el conocimiento exacto y su esencia; su calidad no puede expresarse en palabras».
Por su parte, Marcel Proust señaló que «desde el momento en que las obras de arte son juzgadas mediante el razonamiento, nada es estable o seguro y se puede demostrar cualquier cosa que se quiera». En un notable ensayo1, Susan Sontag afirma que, para Paul Valéry, la naturaleza de la belleza no puede ser definida; la belleza es, precisamente, lo «inefable». Esa incapacidad de objetivar el fenómeno ha dado lugar a un lenguaje equívoco que habla de objetos «interesantes», «atractivos», «sugerentes» u «originales», y que utiliza muchos términos para describir las características de una determinada obra de arte —armonía, unidad, equilibrio, coherencia, riqueza expresiva, emoción, vigor, impacto, plasticidad, movimiento, ritmo, colorido, complejidad, sencillez, pureza, delicadeza, profundidad, alegría, espiritualidad, signficación, etcétera—, que, aunque pueden ser útiles y certeros, también son eufemismos tramposos que contribuyen a la confusión o a reforzar la postura de quienes piensan que hablar de belleza es un anacronismo, una simplificación propia de personas poco cultivadas.

LA BELLEZA Y LA MODA

La moda indudablemente influye en los procesos de producción y apreciación de lo que conocemos como «arte», pero es incuestionable que esa influencia tiene un sustento y un propósito mercantil tan banal como poderoso para una sociedad consumista. A propósito de la tiranía de la moda, acudo a una reflexión del escritor español Antonio Muñoz Molina: «Creemos sinceramente estar disfrutando de algo y de lo único que estamos disfrutando de verdad es de la abyecta complacencia en lo que otros han decidido que debe gustarnos [...] Tal vez no haya más aprendizaje verdadero que el de la libertad del propiogusto, […] esa modesta rebelión contra la voz secreta de lo obligatorio que nos convierte en ventrílocuos inconscientes de los designios de otros»2. Esta reflexión nos conduce, de nuevo, al reconocimiento de que la subjetividad está presente en todo juicio sobre el arte y la belleza.
Me gusta también, a manera de conclusión, esta frase de Susan Sontag: «La atribución de belleza nunca dejó de entremezclarse con valores morales. Lejos de ser polos opuestos lo estético y lo ético —como insistieron Kierkegaard y Tolstoi—, lo estético es en sí mismo un proyecto casi moral».

LA FEALDAD

Ahora bien, hay que preguntarse si la dificultad de ponerse de acuerdo en materia de belleza está presente también en lo relativo a la fealdad. En principio, la respuesta es sí; aunque, a mi juicio, existe una definición más o menos clara: es feo todo aquello que está notoria y arbitrariamente impuesto o descontextualizado en términos históricos, sociales, ambientales, formales, técnicos o económicos; es decir, todo lo que aspira a ser lo que no puede ser, pero que nunca puede confundirse con lo bello.
Existe una brillante definición de lo cursi, que nos dice que es «lo exquisito frustrado» —no sé a quién se le debe, pero me parece inmejorable—, y que perfectamente puede aplicarse a lo ridículo o grotesco, que son, según creo, las categorías más elevadas de la fealdad, y que en la arquitectura de nuestro país —para circunscribirnos al llamado «arte social por excelencia»— son las más visibles y de las que es imposible sustraerse en la experiencia cotidiana. Esta fealdad abarca desde los pastiches historicistas —remedos de colonial mexicano, mansardas, balaustradas, frontones neoclásicos, columnas jónicas, pirámides prehispánicas, etcétera—, hasta las pretensiones de una expresión de modernidad que intenta reproducir la estética de las naves espaciales o las tipologías arquitectónicas más vanguardistas del star system, y que a las pocas semanas acusan los defectos de una deficiente tecnología.
Existen muchos ejemplos de realizaciones que pretendieron rebasar sus posibilidades reales, de obras que «quisieron, pero no pudieron»: monumentos burdos y desproporcionados en honor a la Madre, el Niño o toda clase de gestas y prohombres de la historia; gratuitos, chabacanos y escenográficos formalismos de arquitectos ávidos por llamar la atención para que se les reconozca; galerones forrados de toda clase de ornamentos para «meter la pala»3; en fin, arquitectura chatarra de todo género y estilo que no reconoce su escala, su entorno, los materiales y procedimientos constructivos a su alcance ni las condiciones climáticas del sitio.
Con frecuencia se afirma que tal o cual ciudad de nuestro país es bellísima, pero lo cierto es que nuestras urbes han crecido y siguen creciendo mal, sin orden ni concierto, más allá de los límites que imponen los especuladores inmobiliarios y los políticos, que no obedecen a un criterio de enriquecimiento ambiental, sino mercantil, y a una sensibilidad arquitectónica deplorable.
La falta de calidad formal no es algo que deba asociarse con la pobreza únicamente, pues algunas de las peores aberraciones pueden encontrarse en las colonias más «pomadosas» de cualquier población. En la ciudad de México hay desarrollos que debieron ejemplificar lo que puede lograrse con una planeación urbana adecuada, pero que resultaron fallidos. Hay algunos edificios arquitectónicamente valiosos, que son parte de un conjunto desarticulado e inhóspito, en especial para el peatón.
Es una aspiración legítima, casi una necesidad, vivir en un entorno armónico y agradable. Para lograrlo, es imperativo que desarrollemos una mayor cultura arquitectónica que nos permita apreciar mejor nuestro patrimonio, tanto como impedir que la arquitectura chatarra se multiplique.
Para saber más de lo feo y lo bonito de los monumentos nacionales, lee “Belleza y fealdad” de José Ignacio Nuño Morales en Algarabía 49, p. 73.

A continuación te pongo las ligas de los siguientes vídeos:

http://www.youtube.com/watch?v=frXn_A-8dy8
Espero tus comentarios respecto al tema de belleza y fealdad. Saludos.

jueves, 11 de abril de 2013

Proceso creativo. Artes segundo semestre.

El proceso creativo, ya lo experimentaste al momento de hacer tu exposición, todo lo que paso antes de que nos mostraras  tu arte, todo ese proceso. A continuación te dejo la siguiente lectura http://segmento.itam.mx/Administrador/Uploader/material/El%20Proceso%20Creativo.PDF

Reflexiona sobre tus experiencias y realiza un análisis de ese proceso en el arte que nos presentaste. (tu experiencia) compártelo en este espació.

La Hidratación y su importancia en la ingesta. físico 4 semestre.

Una alimentación sana y un aporte de liquido adecuado son, junto con la actividad física, constituyentes fundamentales de los estilos de vida saludable.
  A continuación de te dejo una liga de lectura para que en conjunto con tu material de lectura y la exposición en la sesión, hagas una reflexión sobre tu propia ingestión de agua, compártela en este espacio.
http://www.dads.state.tx.us/texercise/programs/fitforhealthofit/factsheets/espanol/HydrationFacts.pdf

Saludos y toma agua! =)